jueves, 16 de octubre de 2008

Cambio del AFI: un paso positivo para la inclusión

EN DEBATE
Cambio del AFI: un paso positivo para la inclusión

Por Pamela Díaz-Romero, directora ejecutiva de Fundación Equitas

Al elevar la ponderación de las notas de enseñanza media para el cálculo del AFI se favorece una integración más democrática del sistema de educación superior.


Siete de cada diez alumnos universitarios son hoy los primeros de sus familias que entran a la universidad. Las personas con educación superior aumentaron de 9% a 16,4% de la población entre 1992 y 2002, según los censos de esos años. Sin embargo, mientras en el 20% de mayores ingresos la cobertura en la educación superior es de 53,1%, en el 20% de menores ingresos apenas alcanza a 13,7%, según las cifras de la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) 2006.

La escasa participación de estudiantes de menores recursos en el sistema universitario se explica por sus menores puntajes en la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y por el elevado precio de esta enseñanza, que hace a las instituciones de más prestigio poco accesibles a ellos, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El reciente anuncio de la reformulación del Aporte Fiscal Indirecto (AFI) constituye una señal clara y positiva, que busca favorecer una mayor democratización en el acceso.

Los bajos puntajes que obtienen los más pobres en la PSU reflejan las formas de exclusión que acumulan en sus trayectorias: desde las limitaciones de contexto que afectan sus logros educativos -problemas de nutrición y salud, y la escolaridad de los padres- hasta la menor calidad de la educación que reciben. De poco valen hasta ahora sus esfuerzos y buenos resultados en la enseñanza media. La composición del alumnado de las principales universidades del Consejo de Rectores parece contradecir la evidencia científica, según la cual el talento se reparte por igual en todos los sectores socioeconómicos. Al elevar la ponderación de las notas de enseñanza media para el cálculo del AFI se favorece una integración más democrática del sistema de educación superior, basada en un acceso en función de los méritos de los estudiantes. Esto mejora las oportunidades de entrada de los alumnos talentosos y esforzados del sistema público municipalizado. Para asegurar su éxito, la medida debería ir acompañada de la inclusión de indicadores sobre la situación socioeconómica de los postulantes en la asignación de becas de pre y posgrado, mejorando así las oportunidades de financiamiento al interior del sistema.

De paso, esta iniciativa abre un gran desafío a aquellas universidades temerosas de este cambio en el AFI: para mantener su financiamiento deberán desarrollar las capacidades institucionales que requiere recibir y promover el aprendizaje de los alumnos de sectores más pobres o culturalmente diversos. Es su oportunidad histórica para sumarse a los esfuerzos en favor de la equidad en la educación superior y en pro de mayor participación en los beneficios del desarrollo, favoreciendo la construcción de una sociedad más justa y democrática.

Fuente: La Nación, Jueves 16 de octubre de 2008

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