jueves, 4 de diciembre de 2008

Aclaraciones sobre PSU

Tres aclaraciones acerca de la PSU
por Jorge Manzi



En su editorial del pasado domingo, La Tercera plantea una serie de cuestionamientos a la Prueba de Selección Universitaria (PSU), efectuada esta semana, que quisiera comentar brevemente.

En primer, lugar, ¿debe considerarse que la PSU es responsable de la discriminación social en educación? El citado editorial asocia la PSU con discriminación social, pero ningún instrumento de medición puede ser acusado de causar una brecha social. Esta tiene un origen claramente distinto: la existencia de profundas diferencias en el capital social y cultural con que llegan los estudiantes a distinto tipo de establecimientos educativos. Los análisis de pruebas internacionales muestran que los antecedentes socioeconómicos explican en gran medida las diferencias de rendimiento entre los alumnos.

Más aun, en la última prueba Pisa, Chile es unos de los países donde estos antecedentes tienen mayor peso. Por tanto, es absurdo acusar al instrumento de producir la brecha. Con este criterio también tendríamos que eliminar el Simce y dejar de participar en pruebas internacionales.

Cabe, además, aclarar que no es posible comparar, sin mínimos controles, la evolución de las diferencias en la PSU entre estudiantes de planteles municipales y particulares pagados. De hecho, en los últimos años ha cambiado sustantivamente la composición de quienes rinden las pruebas (con una fuerte incorporación, especialmente en los dos últimos años, de estudiantes provenientes de hogares más pobres). Cuando se analizan las brechas tomando en cuenta las diferencias de composición entre años, se constata que las brechas son estables.

En segundo lugar, ¿puede la PSU medir conocimientos sin incluir "aptitudes"? Rotundamente no. La idea de que antes, con la PAA, evaluábamos aptitudes y que hoy con la PSU medimos conocimientos ha tomado cariz de mito. Sin embargo, toda prueba educativa siempre mide una combinación de habilidades mentales (aptitudes) y conocimientos. No se pueden medir aptitudes sin conocimientos, ni conocimientos sin aptitudes. Lo único que cambió es que ahora los contenidos de las pruebas abarcan los cuatro años de la enseñanza media.

¿Es una buena idea este cambio? Es debatible, pero vale la pena mencionar que una comisión norteamericana, presidida por el encargado de admisión de Harvard, acaba de recomendar las pruebas de admisión universitaria que estén alineadas con el currículo, pues así se refuerza el interés de los estudiantes por aprender en la enseñanza media y se desincentiva el rol de instituciones extraescolares (como los preuniversitarios), en la medida en que lo que importa para las pruebas es lo que se enseña en el colegio o liceo. El informe dice, además, que este tipo de mediciones tiene alta validez predictiva.

Por último, ¿es peor la PSU que la PAA? El principal criterio para responder esto debiera ser la capacidad de las pruebas para predecir el rendimiento académico de los postulantes. A pesar de que el editorial asume que las pruebas son claramente deficitarias (acusando a las autoridades de impavidez por no hacer nada al respecto), los resultados de los dos informes nacionales publicados acerca de la validez predictiva de las PSU -cubriendo la última PAA y las tres primeras PSU- muestran una clara ventaja para la PSU, especialmente en las pruebas de matemáticas y en ciencias. Por tanto, no se puede sostener que el cambio de prueba haya sido desafortunado.

Nada de lo anterior significa que la PSU no deba ser objeto de revisión y perfeccionamiento.

Fuente: La Tercera, 4 de diciembre 2008

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