lunes, 21 de julio de 2008

Más liderazgo directivo

Es necesario más liderazgo directivo para nuestras escuelas
Columna de José Weinstein C.
Gerente Área Educación de Fundación Chile

Sólo quienes tengan esas capacidades podrán romper la inercia y generar dinámicas a favor de la calidad de la educación.

La investigación ha demostrado que el liderazgo directivo es el segundo factor intraescuela, luego de las competencias docentes, que más influye en la calidad de la educación.

Los buenos directivos cumplen funciones críticas: orientan una visión de futuro y un proyecto educativo, apoyan técnicamente el desempeño docente, aseguran la función administrativa, preservan un clima escolar centrado en el aprendizaje, promueven la participación de los padres, relacionan al establecimiento con el sostenedor y el Mineduc, y forman nuevos liderazgos.

La complejidad de estas tareas ha llevado internacionalmente a crear centros especializados para directivos. En el caso chileno, aunque el Marco de la Buena Dirección y algunos incentivos al desempeño son un avance, la asignatura está pendiente.

Se requiere un salto en la política hacia los directivos, en particular en el sector municipal, donde la concursabilidad obligada de los directores, antes"vitalicios", está fijada por ley.

Un objetivo de dicha política debe ser atraer y retener a los mejores candidatos. Para ello debe mejorarse significativamente el estatus de los cargos de director, inspector general y jefe técnico, así como establecer procedimientos de selección claros y justos que incentiven a los buenos postulantes.

Urge mejorar sustantivamente sus remuneraciones. No es comprensible que la "asignación directiva" fijada en el Estatuto Docente pueda alcanzar el 25% de la remuneración base de un profesor, mientras las asignaciones de "perfeccionamiento" y "experiencia" de un docente de aula lleguen al 40% y 100%, respectivamente. Como suele ocurrir en el sector particular, un directivo debiera ganar el doble de un docente de aula.

Asimismo, se debe brindar una formación pertinente y de calidad tanto a los actuales como a los futuros directivos. El foco debiera estar en desarrollar su liderazgo pedagógico para orientar el proyecto educativo y mejorar el trabajo en el aula, pasando de un enfoque "administrativo" a uno centrado en competencias funcionales y conductuales.

Otra prioridad es ampliar las atribuciones de la función directiva que hoy, al menos en el sector municipal, no cuenta con una participación decisiva en la selección y evaluación de los docentes, ni en la capacitación técnica que debieran seguir.

Adicionalmente, los directivos debieran poder seleccionar entre las múltiples actividades y programas provenientes del sostenedor y del Mineduc, dejando tiempo y energía para lo esencial: el aprendizaje de todos los estudiantes, sin excepción.

Por último, cambiar la dirección escolar requiere un enfoque de redes. Los sostenedores pueden realizar economías de escala al contratar apoyos para los equipos directivos a su cargo y, sobre todo, crear oportunidades para que aprendan unos de otros.

Adicionalmente, es necesario priorizar a favor de la equidad, destinando a los directivos más competentes a las escuelas y liceos más vulnerables.

En suma, la política educativa debe asumir que sólo directivos con fuerte liderazgo podrán romper la inercia y generar dinámicas a favor de la calidad.

"Se requiere un salto en la política hacia los directivos, en particular en el sector municipal, donde la concursabilidad obligada de los directores, antes"vitalicios", está fijada por ley."

Fuente: El Mercurio, Lunes 21 de julio 2008

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